La usura es un término asociado al préstamo de dinero y por lo tanto a los créditos rápidos, que tiene dos definiciones. La concepción más antigua expone que usura es cualquier interés que se obtiene del préstamo de dinero, por pequeño que fuera. La más moderna que sólo es usura un interés excesivo.

La usura fue rechazada por la iglesia católica por estar en contra de su principio de caridad (aunque hoy en día el Vaticano no parece tener tan claro lo que es usura y lo que es caridad). Por eso en la Edad Media los negocios de préstamo de dinero estuvieron en manos de judíos, que si aceptaban el préstamo y la usura como una forma correcta de hacer negocios con «extranjeros» (entre ellos los préstamos eran sin intereses).

Si miramos más atrás en el tiempo nos encontramos que en sociedades como el Antiguo Egipto o la Grecia clásica ya existían prestamistas, y no existía una idea peyorativa de la sociedad contra la usura, aunque lógicamente se elevaban algunas voces en contra de estas prácticas, como por ejemplo Aristóteles.

Con el paso del tiempo el cobro de intereses por el préstamos del dinero se ha vuelto, normal, de forma que en la actualidad se entiende que es usura cuando los intereses de los préstamos son excesivos. Esta concepción es la que tiene vigencia en el lenguaje del día a día, y también a nivel judicial.

Si por ejemplo se prestan 2.000 € con un interés anual igual a la inflación, no es usura, porque los intereses equivalen a la subida del valor del dinero. Así si al cabo del años los precios han subido un 3%, se devolverían 2060 €, para que el prestamista no perdiera poder adquisitivo. Pero si se pide un crédito rápido de 1.000 €, con 22% de interés mensual, eso si que es usura porque supone un interés anual terrible, de más del 200%.

Los dos casos anteriores son claros por ser extremos, pero en que punto se encuentra el límite entre un interés usurero y uno que no lo es. Eso depende de cada país y en España está alrededor del 10-12% en la actualidad.  Cada nación tiene una legislación diferente, en algunas se marca con claridad meridiana una tasa de usura, mientras que en otros hay más libertad. En el caso de España no existe una tasa de usura, que determine el interés máximo aplicable. Pero, si que existen la posibilidad de denunciar los intereses muy altos y desproporcionados, que según la ley Azcarate son aquellos que sean más de 2,5 veces el valor del dinero (entre el 4% y el 4,5%, según el valor que tome de referencia el juez). En este caso se lleva a juicio a la entidad bancaria o empresa crediticia privada, que ha usado intereses excesivos en sus contratos.

 

¿Qué puedes hacer contra la usura?

Llevar una economía saneada. Eso te permitirá evitar todo tipo de préstamos usureros.

Informarte bien de las leyes de la usura de tu país. En Italia y Francia tienen una tasa que limita el tipo de interés bancario, y en España no. Desconozco como es la legislación en Argentina, México, Venezuela, Chile, Colombia o Perú, ya que cada caso es diferente. En el futuro trataré de escribir sobre ello.

No contrates préstamos personales usureros. Es decir con intereses anuales superiores al 12% (es decir un 1% mensual). Ten en cuenta que esto incluye casi  todos los créditos que te ofrecen fuera de las entidades bancarias, y también algunos dentro de las cajas. Lo mismo que aplicas a los préstamos puedes tenerlo en cuenta a la hora de contratar una tarjeta de crédito, cuya usura es notable.

Promueve las entidades bancarias más justas. Si conoces bancos o cajas de ahorros que ofrecen créditos con intereses bajos y condiciones correctas, haz que se corra la voz. Estar en contra de la usura no quiere decir que tengas que estar en contra de todas las entidades financieras. Hay que premiar las iniciativas honestas.

Participa con prestamos entre particulares. Aunque muchas personas lo ignoran es posible firmar prestamos entre persona, de forma que puedes prestar dinero a alguien que conozcas aportándole un interés razonable (si se desea se puede hacer sin intereses). Esta es una forma de ayudar a familiares, amigos o personas conocidas pero con la seguridad de que hay un contrato firmado y avalado por un notario.

Realizar reclamaciones a tu banco en casos de usura. Muchas veces una carta clara al departamento de atención al cliente, explicando los motivos de nuestra petición y las leyes en las que te respaldas es suficiente para que te devuelvan tu dinero. Los que dirigen los bancos saben de sobra que están cometiendo usura, pero confían en que la mayor parte de clientes no diga nada, ya que en la ley actual de España no está tipificada como delito y sólo tienen que devolver el dinero en el caso de ir a juicio. Si el caso es flagrante y claro te devolverán el dinero para evitarse las costas del juicio.

Denuncia los casos de usura. Si a pesar de contactar con el banco no atienden tus reclamaciones, habla con un abogado especializado en usura. Él te podrá indicar si es factible reclamar de forma judicial tu situación. Lo normal es que sí que puedas reclamar con muchas posibilidades de ganar el juicio, de forma que se anularán todos los intereses y sólo tendrás que devolver la cantidad de dinero que pediste (a veces el juez podría estipular un interés justo, pero lo habitual es que anulen los intereses de forma que sea un castigo a la usura del prestamista). Si ya has pagado más de lo que pediste tendrán que devolverte el dinero que te pertenece.